Proximidad humana Cuando la fuerza de los acontecimientos nos obligó a mezclarnos en los asuntos de Europa, el guerrero se convierte en militar; pero nuestras creaciones militares no son organismos complicados: son la compañía y el tercio. Para presentar ante Europa una figura militar de primer orden, tenemos que acudir a un capitán nada más, al Gran Capitán, el creador de nuestro ejército en las campañas de Italia. Y la genialidad de Gonzalo de Córdoba consistió, como ya dije hablando de Séneca, en que no inventó nada, en que no hizo más que dar forma a nuestras ideas. Entonces también había grandes ejércitos, y el Gran Capitán creó la táctica de los que son menores en número, la defensiva combinada con las maniobras rápidas y las agresiones aisladas, esto es, la táctica de guerrillas, medio infalible para quebrantar la cohesión del enemigo, para fraccionario y para derrotarlo, cuando ese enemigo confía el éxito a una sola cabeza y anula las Iniciativas de los núcleos secundarios, desligados. Para nuestras empresas de América no fue necesario cambiar nada, y los conquistadores, en cuanto hombres de armas, fueron legítimos guerrilleros, lo mismo los más bajos que los más altos, sin exceptuar a Hernán Cortés. He aquí por qué Europa no ha comprendido nunca a nuestros conquistadores, y les ha equiparado a bandoleros. Mil veces, desde que vivo fuera de España, he oído la eterna acusación, lanzada por sabios e Ignorantes y hasta por los poetas, que suelen tener más ancho criterio para comprender las cosas humanas. Heme, en su Romancero, en su torpe leyenda de "Vitzliputzli", llama también a Hernán Cortés "un capitán de bandidos". Y en vez de indignarse, creo que lo procedente es decir que no comprenden a nuestros conquistadores, porque no han podido tenerlos.